Como profesional en el ámbito de la educación, especialmente dentro del Programa de Integración Escolar (PIE), es fundamental abordar con precisión la pregunta sobre la frecuencia de la evaluación diagnóstica integral. Este proceso desempeña un papel crucial en el desarrollo y bienestar de los estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE). La respuesta a esta interrogante no es uniforme, ya que varía según la naturaleza de las necesidades de cada estudiante, ya sean de carácter transitorio o permanente, de acuerdo a la categorización utilizada por el Decreto 170.
Antes de especificar la periodicidad según la categorización de cada NEE, es esencial distinguir la Evaluación Diagnóstica Integral, que se realiza cada cierta cantidad de años y lleva consigo el Formulario Único de Evaluación Integral (FUDEI), de la Reevaluación Anual, que se realiza al finalizar cada año escolar y lleva consigo el Formulario Único de Revaluación (FUR), puesto que son procesos distintos.
Para estudiantes con NEE transitorias:
En el caso de estudiantes que presentan NEE de carácter transitorio, la evaluación diagnóstica integral e interdisciplinaria se establece como un proceso clave al ingreso al PIE. Posteriormente, se vuelve a llevar a cabo como parte del proceso de reevaluación al finalizar un período de dos años. Este enfoque se justifica al reconocer que las necesidades educativas de estos estudiantes pueden evolucionar con el tiempo. Un seguimiento periódico garantiza que el plan de intervención se ajuste continuamente a sus requerimientos cambiantes.
Para estudiantes con NEE permanentes:
En el caso de estudiantes con NEE de carácter permanente, el proceso de evaluación diagnóstica integral se realiza al ingreso al PIE y se recomienda actualizarlo cada 3 o 5 años como parte del proceso de reevaluación. Este periodo extendido se basa en el entendimiento de que las necesidades permanentes pueden ser más estables en comparación con las transitorias. No obstante, se destaca la flexibilidad de este marco temporal; la actualización puede ocurrir antes si el equipo educativo considera necesario, dependiendo de la evolución de las NEE y del aprendizaje del estudiante.
Discapacidad intelectual Leve y Moderada:
De manera excepcional, en el caso particular de estudiantes que presentan discapacidad intelectual leve o moderada, se sugiere seguir la orientación proporcionada para las NEE transitorias mencionada anteriormente. Es decir, el proceso de evaluación diagnóstica integral se llevará a cabo al ingreso al PIE y luego como parte del proceso de reevaluación al finalizar un período de dos años
Flexibilidad y trabajo colaborativo
Es esencial subrayar la importancia de la flexibilidad en este proceso. Si bien se establecen intervalos recomendados, el equipo de docentes y profesionales asistentes de la educación tiene la capacidad de realizar evaluaciones adicionales en cualquier momento si lo considera necesario. Este enfoque colaborativo permite una adaptación dinámica a las necesidades cambiantes del estudiante, asegurando así una atención integral y personalizada.
En conclusión, la frecuencia de la evaluación diagnóstica integral en el PIE se configura como un proceso dinámico y adaptativo, orientado a garantizar una respuesta eficaz a las necesidades educativas de cada estudiante. La clave reside en el equilibrio entre establecer períodos definidos y permitir la flexibilidad necesaria para ajustarse a las particularidades de cada caso.