El ámbito educativo ha evolucionado para responder a la diversidad de estudiantes, pero persisten diferentes enfoques sobre cómo abordar las dificultades en el aprendizaje. Dos conceptos clave que emergen en este contexto son las Necesidades Educativas Especiales (NEE) y las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP). Aunque ambos buscan mejorar la experiencia educativa, sus enfoques difieren significativamente.

Enfoque de las Necesidades Educativas Especiales (NEE)

El enfoque NEE se basa en una perspectiva más médica, centrada en el déficit individual. Considera que las dificultades en el aprendizaje se originan principalmente en las deficiencias o discapacidades de los y las estudiantes, dejando en segundo plano el impacto de su interacción con el contexto educativo y social. Este modelo se centra en adaptar la enseñanza a nivel individual, con respuestas pedagógicas diseñadas específicamente para estudiantes con algún trastorno del neurodesarrollo o discapacidad sensorial, neurológica, cognitiva, comunicativa o física.

Sin embargo, este enfoque puede resultar limitante. Al focalizarse en la deficiencia, existe el riesgo de etiquetar a los y las estudiantes, generando bajas expectativas y dejando de lado a quienes, sin una etiqueta formal, también enfrentan desafíos. Además, puede restringir la creatividad en la búsqueda de soluciones inclusivas e innovadoras dentro del aula.

Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP)

El enfoque BAP plantea que las dificultades no dependen exclusivamente de las condiciones individuales de los y las estudiantes, sino de la interacción con su entorno, el cuál cobra gran relevancia. Las barreras pueden manifestarse en diferentes áreas del contexto escolar, tales como: infraestructura inadecuada, métodos de enseñanza poco flexibles, evaluaciones no adaptadas, desactualización de prácticas pedagógicas, relaciones entre docentes y estudiantes, entre otras.

Este modelo impulsa a las escuelas a identificar y eliminar las barreras que impiden el acceso, la participación y el aprendizaje de todos y todas. Se promueve la diversificación de las prácticas educativas y el diseño de estrategias colectivas que involucren a estudiantes, familias y profesionales, fomentando una respuesta integral a la diversidad.

Relación con el Decreto 83 y la Diversificación de la Enseñanza

El enfoque de las BAP se alinea directamente con el Decreto 83, el cual promueve la Diversificación de la Enseñanza como una oportunidad para garantizar que cada estudiante encuentre su camino hacia un aprendizaje exitoso. Este decreto impulsa el diseño de situaciones de enseñanza variadas y flexibles, alineadas con los objetivos del currículum nacional.

La diversificación pone énfasis en aplicar estrategias dentro de una misma aula, incorporando adecuaciones que no solo benefician a un estudiante en particular, sino que pueden enriquecer el aprendizaje de todo el grupo. De esta forma, se promueve una educación más inclusiva, donde las diferencias son reconocidas y valoradas como parte fundamental del proceso educativo.

Hacia una Educación Inclusiva

El trabajo conjunto entre educadores, familias y la comunidad es clave para eliminar las barreras y garantizar el pleno desarrollo de todos y todas. Adoptar un enfoque centrado en las BAP y la diversificación de la enseñanza no solo beneficia a quienes presentan NEE, sino que fortalece el acceso y la participación de todo el estudiantado, reconociendo la diversidad como una oportunidad para enriquecer el proceso educativo.

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