En el ámbito educativo, la ley dispone que la enseñanza para estudiantes sordos en establecimientos de educación parvularia, básica y media, tanto públicos como privados, debe garantizar el acceso a todos los contenidos del currículum a través de la Lengua de Señas Chilena como primera lengua. Además, establece que la enseñanza debe ser realizada preferentemente por personas sordas.

Es en este contexto donde cobra relevancia el rol del co-educador sordo, quien actúa como modelo lingüístico y cultural dentro de la comunidad educativa. Su función principal es acompañar y apoyar el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes sordos, facilitando la adquisición de la Lengua de Señas Chilena como primera lengua y promoviendo el desarrollo de su identidad cultural. Asimismo, colabora estrechamente con docentes y familias, aportando su experiencia y conocimiento para enriquecer las prácticas pedagógicas y fomentar un entorno inclusivo.

Mientras que el intérprete de LSCh en el ámbito educativo es un profesional capacitado para interpretar la información entre la lengua oral y la lengua de señas. Su labor es esencial para facilitar la comunicación entre estudiantes sordos y oyentes, asegurando así que los estudiantes sordos tengan acceso equitativo a la información y a los contenidos curriculares en contextos educativos inclusivos. Se sugiere que el rol del intérprete comience desde 5° básico en adelante. Sin embargo, en casos donde un estudiante posea un alto dominio de la lengua de señas y el uso de un intérprete le resulte funcional —como podría ocurrir con un niño sordo que tiene padres sordos—, se puede considerar la implementación de este apoyo antes de quinto básico.

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